La Bestia (Beastly), de Alex Flinn

Kyle lo tiene todo: es rico, guapo y el más popular del instituto. Para él, eso es lo más importante en esta vida, menospreciando a los que son diferentes a él. Sin embargo, todo cambia cuando se cruza con Kendra, una muchacha extraña, gótica y con el pelo verde. Lo que el joven no sabe es que ella es una bruja que lo condena por todos sus actos egoístas: le convierte en una bestia y, si desea romper el hechizo, deberá encontrar el amor verdadero en dos años. Si no, deberá vivir para siempre convertido en un monstruo.

La Bella y la Bestia es uno de mis cuentos favoritos. La historia de amor casi imposible entre un monstruo y una joven hermosa me fascina y me enseña que el poder del corazón es mucho más poderoso que el del aspecto físico. Es una fábula que debería ser obligatoria para todo el mundo, pues hace reflexionar y, si mantienes la mente bien abierta, puede lograr cambiarte. Por eso cogí esta revisión moderna creada por Alex Flinn con una mezcla de reticencia y fascinación. Por un lado, no suelen gustarme mucho los remakes actuales de cuentos de toda la vida, porque siempre acaban destrozando esos mitos tan mágicos que tengo de ellos. Pero por otra parte, había leído críticas no muy malas de esta novela y por eso, finalmente, me decidí a darle una oportunidad. ¡Y qué bien hice! Porque, aunque la autora no ha escrito una obra maestra, ha conseguido entretejer muy bien los hilos de una historia divertida, adictiva y muy juvenil. Puede ser que yo me conforme con poquita cosa, pero este libro en particular se me antojó bastante original en cuanto a nueva adaptación se trata. Flinn le aporta un toque innovador al mismo tiempo que recupera todos los valores y aspectos más significativos del clásico.

La prosa de la autora es sencilla y muy directa. No escatima en detalles, pero tampoco te atiborra a ellos. Es, por decirlo de alguna manera, una buena proporción de ambas: te entrega toda la información necesaria, pero dejando a la imaginación del lector ciertos aspectos. Tiene una buena agilidad en su pluma que hace que te enganches a sus tramas de principio a fin, con unos capítulos que no llegan a ser largos y bien desarrollados. La historia tiene unos buenos esquemas que se van deshojando con tranquilidad y buena letra. El amor no resulta muy precipitado o forzado, sino que, a pesar de la cortedad de la novela, evoluciona de manera realista. Tampoco resulta empalagoso, lo que es, sin duda, un respiro en este tipo de literatura. Pero si hay algo en lo que destaca Flinn es en los diálogos: fluidos y reales, así como en la caracterización de los personajes. El ritmo es constante y en ningún momento llega a hacerse lento o pesado, tal vez por la división en capítulos o porque, en general, no hay muchas escenas que sean exclusivamente de relleno para aumentar el grosor.

Como acabo de mencionar, los personajes me han parecido una de las mejores cosas del libro. Todos están muy bien caracterizados y sus personalidad son redondas y muy bien perfiladas. Cada uno cumple su misión de manera precisa y, aunque hay ocasiones en las que algunas de las actitudes me chirriaron un poco, en general todas fueron las más idóneas atendiendo al estatus de cada personajes. Kyle, el protagonista, tanto en su forma humana como ya después de bestia, me encantó. Vemos una clarísima evolución a lo largo de toda la novela que no resulta para nada forzada, sino todo lo contrario: es natural. Lindy también me gustó: se asemeja mucho a la Bella del cuento, tan inocente y adicta a los libros, y eso es algo que se agradece, que aunque no sea el culmen de la valentía, no sea otra mojigata más con tendencia al peligro. Así que, como remate final, y porque hoy estoy muy poquito inspirado, os puedo decir que La Bestia, a pesar de no ser lo mejor del mercado (y, por lo tanto, tampoco se lleva la máxima nota), es una lectura entretenida y muy recomendable.

4/5