La Cosecha de Samhein, de José Antonio Cotrina

En la noche de Samhein, el demiurgo de Rocavarancolia, un temible mundo de fantasía y destrucción, busca en La Tierra a doce jóvenes especiales que sean capaces de restablecer la antigua gloria a su reino. Sin embargo, esa tierra hostil está plagada de peligros y criaturas que intentarán acabar con los chicos a toda costa. Pero han de sobrevivir hasta la llegada de la Luna Roja o, de lo contrario, el final de Rocavarancolia estará más cerca de lo que se imaginan.

Sólo se me ocurre deciros una cosa ahora mismo: matarme por no haber leído esta joya hace ya mucho tiempo. La Cosecha de Samhein es un libro asombroso, adictivo, sorprendente, cruel, esperanzador, sanguinario, divertido, original y todo lo que llevaba tiempo esperando desde que me leyera Los Juegos del Hambre (cuya reseña podéis leer en el blog) por primera vez. José Antonio Cotrina ha sabido hacerse un hueco privilegiado no sólo en mis estanterías, sino también en mi corazón gracias a una historia terriblemente perfecta que me ha hecho disfrutar desde el principio hasta el final. Creedme que hasta yo mismo estoy sorprendido por lo que me ha llegado a encantar esta primera parte de la trilogía del Ciclo de la Luna Roja. Y os digo algo: como las otras dos entregas sean igual de emocionantes que esta, vaticino que esta saga será una de las mejores, sino la mejor, que he leído en toda mi vida. Y es que La Cosecha de Samhein lo tiene todo: acción al cien por cien, fantasía, seres sobrenaturales, secretos y misterios que nos dejarán en vilo y muerte. Ya iba siendo hora que un autor español pusiese las cosas claras y demostrara que el talento a la hora de crear auténticas maravillas no sólo están al alcance de los escritores extranjeros.

Es cierto que esta novela puede haber repetido ciertos esquemas que ya hemos podido ver anteriormente no sólo en el mundo literario, sino también en el cinematográfico: un grupo de personas se enfrentan a mil peligros distintos que pondrán en riesgo sus vidas y donde, si desean sobrevivir, deberán tener bien claro en quien han de confiar. No obstante, y al menos a mí, estas tramas son las que siempre me mantienen enganchado, intrigante y deseoso de saber quien morirá y quien no. Además, Cotrina sabe manejar los hechos a su antojo, sorprendiéndonos a cada capítulo y haciendo que la mayoría de la obra sea imprevisible. Juega con nuestros sentimientos y los moldea como más le convenga hacer en cada situación, prácticamente obligándonos a leer hasta que lleguemos al punto y final y es que su pluma, a pesar de no ser una genialidad, sabe narrar perfectamente de una manera sencilla y adictiva. Sin embargo, ha veces puede llegar a ser un poco caótico a la hora de describir ciertos lugares y eso hace que la lectura sea tediosa en muy contadas ocasiones (como el primer capítulo, en el que cuesta ponerse en situación con la cantidad de descripciones que manejamos), pero una vez te pones en situación, el ritmo no hará más que crecer hasta que te des cuenta, de repente, que has llegado al final.

Con los personajes he tenido mis sentimientos encontrados: por una parte me han parecido todos muy bien caracterizados, cada uno dotado de una personalidad completamente distinta y bien formada, haciendo que los odies o los ames (yo, por ejemplo, soporto bien poco a Hector, que viene a ser el protagonista de la novela). Por otra parte me ha parecido un poco surrealista sus actitudes en comparación a sus edades. Me daba la impresión de estar frente a adolescente de diecisiete o dieciocho años por su forma de hablar y actuar, no con niños de trece y quince como son en realidad. Es algo que no me terminó de convencer del todo. Pero si tuviese que solventar ese error con otra cosa, sin duda, sería con el final: es la primera vez que lloro con un libro y para mí eso me hace creerme aun más que La Cosecha de Samhein es, sin lugar a dudas, una de las mejores novelas juveniles de toda la literatura española. Así que, sin aun no la has leído, no esperes más y déjate seducir por el encanto de Rocavarancolia... y de sus peligros.

5/5