<<Me llamo Max, tengo catorce años y tengo más miedo que el resto de los
niños. Porque a veces me pasan por la cabeza unas cosas muy extrañas que
no sé qué son, de dónde vienen ni para qué sirven. Si es que sirven
para algo. Y entonces tengo la sensación de que los otros se dan cuenta
de que no soy como ellos y por eso me tienen miedo>>.
Me encantan las historias que tienen como protagonista a una persona con problemas mentales. No me preguntéis el por qué, pero es así. Supongo que se debe al hecho de que la complejidad y profundidad de dicho personaje es mucho mayor y, sinceramente, sigo siendo de esos que valoran más un protagonista bien construido antes que una trama llena de aventuras. Es por eso que no dudé en leer El niño que quería matar en cuanto tuve ocasión. Sabía de su existencia, pero nunca había leído reseñas ni extractos de él, algo que a lo que me estoy acostumbrando mucho últimamente. Así, si me sorprende gratamente, será más especial que si ya fuera con una pequeña idea preconcebida en la cabeza.
Sin embargo, esta primera toma de contacto con Lolita Bosch no ha sido nada placentera, a pesar de, vuelvo a repetir, tener todos los ingredientes necesarios para encantarme.
Lo más importante a destacar es que la historia se queda demasiado corta. Cuando ronda por tu mente una trama tan complicada como es la de un niño que tiene continuamente pensamientos sobre matar, no es bueno que optes por ir por el camino más sencillo y menos extenso. Tienes que explotar la psicología de los protagonistas, las circunstancias, la relación con el resto de personajes... Y Bosch ha fallado en esta labor: nos presenta una historia demasiado plana, sin evolución ninguna, donde las páginas son un continuo repetir de las mismas ideas de Max (incluso de las mismas frases y escenas). Ni se avanza ni se mejora en ningún momento, aunque las bases están muy bien planteadas y el ritmo es constante.
Podríamos decir que El niño que quería matar se trata de un relato que podría haber sido mucho y al final se quedó en casi nada. Y ojo, no todo es malo: todo tiene un sentido, una explicación lógica y realmente llegas a creerte la voz del protagonista, a pesar actuar demasiado infantil para tener catorce años. Es más, en un par de ocasiones se presentan oportunidades de cosas que pueden dar mucho juego y convertirse en algo grande, pero que finalmente acaban reducidas a cenizas.
Lo más triste es, sin duda, el hecho de que ningún personaje está definido. Todos parecen poseer la misma voz, actúan igual, piensan lo mismo, no contrastan unos de otros. Se quedan muy desdibujados y acabas frustrándote por ello.
En definitiva, El niño que quería matar es el claro ejemplo de como unas cien páginas más y una trama más sólida y adictiva podrían haber convertido un sencillo relato en una novela casi imprescindible.
Sin embargo, esta primera toma de contacto con Lolita Bosch no ha sido nada placentera, a pesar de, vuelvo a repetir, tener todos los ingredientes necesarios para encantarme.
Lo más importante a destacar es que la historia se queda demasiado corta. Cuando ronda por tu mente una trama tan complicada como es la de un niño que tiene continuamente pensamientos sobre matar, no es bueno que optes por ir por el camino más sencillo y menos extenso. Tienes que explotar la psicología de los protagonistas, las circunstancias, la relación con el resto de personajes... Y Bosch ha fallado en esta labor: nos presenta una historia demasiado plana, sin evolución ninguna, donde las páginas son un continuo repetir de las mismas ideas de Max (incluso de las mismas frases y escenas). Ni se avanza ni se mejora en ningún momento, aunque las bases están muy bien planteadas y el ritmo es constante.
Podríamos decir que El niño que quería matar se trata de un relato que podría haber sido mucho y al final se quedó en casi nada. Y ojo, no todo es malo: todo tiene un sentido, una explicación lógica y realmente llegas a creerte la voz del protagonista, a pesar actuar demasiado infantil para tener catorce años. Es más, en un par de ocasiones se presentan oportunidades de cosas que pueden dar mucho juego y convertirse en algo grande, pero que finalmente acaban reducidas a cenizas.
Lo más triste es, sin duda, el hecho de que ningún personaje está definido. Todos parecen poseer la misma voz, actúan igual, piensan lo mismo, no contrastan unos de otros. Se quedan muy desdibujados y acabas frustrándote por ello.
En definitiva, El niño que quería matar es el claro ejemplo de como unas cien páginas más y una trama más sólida y adictiva podrían haber convertido un sencillo relato en una novela casi imprescindible.
Conoce más de la novela aquí.
Agradecimientos a la editorial por el ejemplar.
1,5/5
Hola! Vaya... me ha llamado mucho la atención pero con tu puntuación me lo voy a pensar un poco más. Eso sí, la portada es muy original! Besos!
ResponderEliminarDale una oportunidad que seguro que a ti te gusta mucho más <3
Eliminar¡Hola! Al principio cuando supe de este libro, me llamó la atención, pero por lo que comentas... mmm no estaba muy segura de leerlo y ahora creo que definitivamente no lo haré.
ResponderEliminarUn beso!
Yo te recomendaría que le dieses una oportunidad, porque a lo mejor a ti te gusta más <3
EliminarNo me llamaba, y después de tu reseña creo que lo dejaré pasar...
ResponderEliminarUn besito :)
A lo mejor a mí no me ha gustado pero a ti te puede encantar. ¡Dale una oportunidad! <3
EliminarNo me llama mucho, lo dejo pasar, me quedo por tu blog y te sigo
ResponderEliminarBesos;)
He leído opiniones bastante dispares de este libro así que acabaré dándole una oportunidad cuando pueda a ver que tal.
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