lunes, 6 de mayo de 2013

Claudia, de Miriam Dubini

Su bicicleta es su vida. Para Claudia, no hay nada más importante en el mundo. Por eso se pasa las horas montada sobre ella, recorriendo las calles de Roma sin ninguna preocupación en la cabeza. Sin embargo, todo empieza a cambiar cuando tiene un encuentro fortuito con Anselmo, otro joven ciclista con el que experimenta una atracción instantánea. Pero Lucia, su mejor amiga, también parece sentir algo por él, y junto a Claudia y Emma, la nueva del instituto, intentará averiguar quién es realmente el misterioso muchacho.




Si habéis leído la sinopsis habréis comprobado que Claudia, el primer título de una saga (no sé si trilogía) escrita por Miriam Dubini, no es más que una sencilla historia de amor pre-adolescente sin grandes pretensiones de grandeza. Yo lo sabía y tenía claro ante qué me encontraba cuando comencé su lectura y, es más, estaba completamente seguro que no me gustaría para nada, que sería un libro muy agridulce y lleno hasta los topes de un romance empalagoso e infantil. Sin embargo, y aunque ciertas de mis premisas se han cumplido, admito que me he encontrado con una historia muy dulce y tierna, narrada con mucho mimo y dotada de una magia tan perfecta que sólo Roma podría dar. Y aunque este sigue siendo un libro dirigido a chicas en plena pubertad, lo he disfrutado bastante y me ha hecho cerrarlo con un suspiro y una gran sonrisa por haberme atrevido a darle una oportunidad. También he de añadir que el que haya un toque de fantasía (más bien hacia el final de la obra) en una trama tan aparentemente simple es otro de los puntos que más destaco a la hora de reseñar esta lectura. 

Claudia es uno de esos libros que entretienen, pero no enganchan. No experimentas nunca esa sensación y deseo de saber cómo continúa la historia, que nada más cerrarlo necesites volver a sumergirte entre sus páginas. Sin embargo, sí que te divierten todas las tramas que va desenvolviendo poco a poco la autora, ya sea por su cortedad, por su narrativa o por la ambientación tan fascinante que crea la capital italiana. Y es que la pluma de Dubini es, sencillamente, bonita, llena de poesía, sencillez y magia. Tiene el don de convertir lo más liviano en algo digno de mención y eso sólo está a la altura de unos pocos. Si bien esta novela podría haberse enfocado de manera diferente y haberse convertido en un auténtico bombazo, no es justo no destacar que, a veces, la sencillez es lo mejor que hay.

Los personajes son el tema que más quiero tratar. En general, me parecieron buenos, que a pesar de no tener un carácter muy definido (y eso que la obra está narrada en tercera persona), juegan muy bien su rol atendiendo a las edades de cada uno de ellos. Claudia, la protagonista, fue el personaje que más me llamo la atención, ya que a pesar de tener unos trece años muestra una madurez en hechos y diálogos muy sorprendente. No obstante, el amor que nace entre ella y Anselmo me pareció demasiado forzado. Para nada se me antojó natural, y eso es algo que hace decaer un poco la calidad de la novela. Emma, así como el resto de personajes secundarios (Chagall, Guido, Anselmo) siguen la estela de adultez de Claudia, si bien de vez en cuando pecan de ingenuos. Caso contrario a Lucia, típica cría pre-adolescente con las preocupaciones propias de una chica en plena revolución hormonal, aunque, siendo sinceros, las preocupaciones que se muestra por parte de todos los personajes a lo largo de la lectura son demasiado insulsas. 

Y hasta aquí puedo contar, ya que no sé que más deciros sobre esta pequeña novela que me ha gustado a pesar de todos los fallos que tiene. Os lo recomiendo, sí, si queréis algo muy ligerito y bonito entre lectura y lectura, con un final de fantasía que puede dar pie a algo mucho mejor de lo que es. 

3,5/5

*Agradecimientos a Montena por el ejemplar*.

1 comentario:

  1. ola k ase, publicas entrada nueva o k ase??? (sé que te va a decepcionar que sea yo quien te comente...) ¿Qué te estas leyendo que tardas tanto en contarnos más cosas? ¿La Biblia en arameo del revés? Qi ti moñeo y te cuento cosas de los hijos de las tinieblas, que está la cosa que arde!! (paaaso que voy ardieeendooo.. ¡pa loca tú carva!) :)

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