sábado, 8 de febrero de 2014

Cuentos de Bereth I. Encantamiento de Luna, de Javier Ruescas

Bereth, el reino medieval que tiene control sobre la poca electricidad que alberga el Continente, no atraviesa sus mejores momentos: su constante enfrentamiento con Belmont, el reino enemigo, ha empeorado, y todo por culpa de un traidor que se encuentra más cerca de lo que parece del propio príncipe berethiano Adhárel. 

Para Duna, una joven campesina, tampoco la suerte parece sonreírle: cada vez se siente más fuera de lugar. No obstante, un cambio radical en su vida la obligará a reunir toda su valía para demostrarle al mundo que una simple muchacha puede cambiar el futuro de todo un reino.





¡Qué complicado se me hace escribir sinopsis propias de una novela! Y más aun cuando cualquier mínimo detalle puede ser un spoiler en toda regla. Así que quedaros con lo esencial de las frases anteriores y continuad leyendo mis conclusiones acerca de este libro lleno de magia, castillos, luchas y electricidad.

Cuentos de Bereth I. Encantamiento de Luna es mi primera incursión en la bibliografía de Javier Ruescas, un joven autor madrileño muy conocido por estos lares del ciberespacio literario. Y sí, lo hago un poco bastante después que todos los demás lectores, pues este chico, a pesar de su juventud, carga sobre sus espaldas con nada menos que siete novelas publicadas y una más a punto de salir del horno. Pero ya sabéis lo que dicen: lo bueno se hace esperar (¡y tanto!). Así que el mes pasado cogí ánimos, rescaté de mi estantería esta novela (que, además, es la primera publicación del autor) y me sumergí en la historia que escondía Duna, Adhárel y todos los demás personajes de Bereth. ¿Y sabéis qué? Al final acabé con un sabor de boca bastante agradable.

Lo que más me llama la atención de Ruescas es su narración. Me ha encantado toparme con una pluma bien trabajada y madura en su primer libro, llena de matices y descripciones precisas. No se anda por las ramas (algo muy natural en los autores noveles), sino que sabe perfectamente qué debe contar y, sobre todo, cómo ha de hacerlo para mantener al lector atento a cada capítulo. Los diálogos son reales y naturales, acordes al resto de la prosa, creando escenas completamente visuales y que llegas a creerte, sin presiones y sin necesidad de poner los ojos en blanco en alguna que otra ocasión. 

El ritmo, por su parte, también es bastante bueno. Es continuo y lineal, donde todo pasa de manera pausada y tranquila, con las dosis justas de acción en los momentos más apropiados y con los giros argumentales necesarios que juegan una buena baza en la historia. Crea adicción que, salvo en ciertas ocasiones, te invita (u obliga, más bien) a continuar leyendo capítulo tras capítulo.

Otro punto a favor de Ruescas es lo bien que forma a sus personajes. Los protagonistas indiscutibles (Adhárel y Duna) tienen unas personalidades bien formadas, redondas y matizadas. Son personajes reales, con sus virtudes y sus defectos (más Duna que Adhárel, para qué mentirnos). Los demás, los secundarios, a pesar de conocérseles poco, también me gustaron, cada uno en su medida.

No obstante, a pesar de esto, no he encontrado apenas evolución en ninguno de ellos (porque sí, se puede conocer a un personaje con personalidad pero con un desarrollo nulo). Si bien no llega a resultar algo tedioso ni un motivo para odiar a ninguno de ellos, me hubiese encantado ver cómo evolucionaban a medida que pasaban las páginas. O puede que realmente fuese yo quien no se daba cuenta de ello. O puede que sea un fallo que en las dos siguientes entregas, La Maldición de las Musas y Los Versos del Destino, se mejore. ¡Quién sabe!

Otro punto muy importante que ha hecho que mis impresiones respecto a esta novela no sean extraordinarias es su estilo y esencia en sí. No sé cómo explicarlo para que lo entendáis correctamente. Digamos que, sencillamente, he leído este libro mucho después de lo que debería haberlo hecho. Es una historia dirigida a preadolescentes o a niños aficionados a la fantasía, no a jóvenes de casi veinte años acostumbrados a obras de otro estilo. Esto hacía que, a veces, encontrara demasiados aspectos infantiles que me hacían dificultoso mi trayecto hasta el final, que, por cierto, promete algo grande.

Y como llevo tanto tiempo sin reseñar nada, no recuerdo cómo continuar ni acabar, así que mejor dejémoslo aquí. Quedaros con lo principal: que es una bonita historia, tierna y dulce, donde la magia está presente en cada aspecto de la vida de los protagonistas, donde las maldiciones olvidadas y las luchas contra todo un reino son el plato fuerte y principal. Pero, eso sí, recomendada para los más pequeños, que son los que verdaderamente disfrutarán de esto. 

3,5/5

3 comentarios: